Espondilitis anquilosante

¿Qué es la espondilitis anquilosante? La espondilitis anquilosante es un tipo doloroso y progresivo de artritis, en donde alguna o todas las articulaciones y los huesos de la columna vertebral se friccionan hasta juntarse.

Esta enfermedad no se puede curar y los síntomas pueden variar desde dolor de espalda y rigidez, a la discapacidad a largo plazo.

Se estima que solo en Europa la espondilitis anquilosante afecta del 0,3 al 1,8 % de la población.

Espondilitis anquilosante

Índice

Causas de la espondilitis anquilosante

La causa de la espondilitis anquilosante es desconocida, aunque los investigadores han demostrado que las personas con este trastorno son más propensas a tener un determinado marcador genético llamado HLA -B27.

Si hay antecedentes familiares de la espondilitis anquilosante en padres o hermanos y la persona también es positiva para el marcador HLA- B27, hay una probabilidad del 20% para ese individuo de desarrollar la espondilitis anquilosante si él o ella son menores de 40 años de edad.

Las probabilidades son mucho más bajas en mayores de 40 años. Además, algunos investigadores están explorando una asociación entre ciertas bacterias y la espondilitis anquilosante.

Síntomas de la espondilitis anquilosante

Espondilitis anquilosante sintomas

Es importante tener en cuenta que no todo el mundo desarrolla los siguientes síntomas, pero se trata de posibilidades dependiendo de la gravedad de la condición:

  • Rigidez y dolor en la espalda baja, glúteos y caderas al despertarse por la mañana o después de un período de inactividad.
  • El dolor de espalda se alivia con el movimiento y el ejercicio.
  • Dificultad para flexionar la columna vertebral.
  • Dolor en las caderas y dificultad para caminar.
  • Dolor en los talones y las plantas de los pies.
  • Postura encorvada.
  • Fiebre.
  • Pérdida del apetito, pérdida de peso.
  • Fatiga, disminución de la energía.
  • Hinchazón de los ojos, enrojecimiento y dolor.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Dificultad para respirar profundamente (porque la expansión del tórax es difícil y dolorosa).
  • Insuficiencia cardíaca.

Consulta a un médico si:

  • Desarrollas dolor persistente en la espalda baja.
  • Notas que sientes dolor y rigidez en tu espalda por la mañana pero mejora con el movimiento y el ejercicio.
  • Tienes alguna dificultad o dolor al hacer una respiración profunda.
  • Presentas enrojecimiento o inflamación en el ojo, o si estás anormalmente sensible a la luz.
  • Desarrollas fiebre inexplicable, pérdida de apetito, pérdida de peso o cansancio.

Diagnostico de la espondilitis anquilosante

No existe una prueba definitiva para el diagnóstico de la espondilitis anquilosante. La mayoría de los médicos esperan a ver pruebas de rayos X de la inflamación de la articulación entre el sacro (el hueso triangular en la parte más baja de la espalda) y el ilion (el hueso más grande en la parte superior de la cadera), así como cualquiera de los siguientes signos:

  • Dolor inflamatorio en la espalda (inicio gradual, que dura más de tres meses, con rigidez y dolor que es peor en la mañana, pero mejora con el movimiento).
  • Movilidad reducida de la columna vertebral.
  • Disminución de la capacidad para expandir el pecho.

Tu médico te puede prescribir un gran número de pruebas de sangre que pueden sugerir la espondilitis anquilosante.

Por ejemplo, si padeces de espondilitis anquilosante, es probable que tengas una mayor velocidad de sedimentación globular (la tasa a la cual los glóbulos rojos se asientan fuera de la sangre) y aumento de los niveles de proteína C- reactiva (una proteína que normalmente no se encuentra en la sangre pero puede aparecer en casos de inflamación). [fuente]

Estas dos pruebas son indicaciones generales de la inflamación en tu cuerpo. Aunque puedes tener anemia y la sangre probablemente no va a mostrar el factor reumatoide (un anticuerpo común en casos de artritis reumatoide) o anticuerpos anti- nucleares (comunes en los casos de lupus y otras afecciones similares).

Aproximadamente el 95 % de las personas con espondilitis anquilosante son positivos para el marcador HLA -B27.

Espondilitis anquilosante posturas

Tratamientos para la espondilitis anquilosante

Si se te diagnostica la espondilitis anquilosante, será muy importante que busques la ayuda de un fisioterapeuta.

El ejercicio regular y los esfuerzos para mantener la movilidad pueden hacer la diferencia entre la preservación de tu movimiento y de la independencia, o permanecer debilitado.

Los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a mantener la caja torácica flexible. La natación es una excelente forma de ejercicio para las personas con espondilitis porque ayudan a mantener la extensión adecuada de la columna vertebral.

Para los fumadores, es aconsejable dejar el tabaco, debido a los posibles problemas respiratorios asociados a la espondilitis anquilosante que pueden acortar su esperanza de vida.

Una buena postura es importante. Los pacientes deben elegir sillas, mesas y otras superficies de trabajo que ayuden a evitar posturas caídas o encorvadas. Evita levantar las piernas, ya que puede conducir a la fusión de la cadera o de la rodilla en la posición doblada.

Se anima a los pacientes a dormir en un colchón duro con su espalda recta. También se les recomienda no dormir sobre varias almohadas con el cuello flexionado hacia delante.

Evita los impactos repentinos, como los saltos o las caídas, hay mayores posibilidades de lesión seria que en una persona sin esta condición.

Durante los brotes de la enfermedad es posible que tengas que tomar medicamentos anti- inflamatorios. Si el grado de la enfermedad es grave, puede requerir inyecciones ocasionales de esteroides directamente en las articulaciones más inflamadas.

Los medicamentos sulfasalazina y metotrexato ayudan a algunas personas con espondilitis anquilosante. Los medicamentos más nuevos son los llamados bloqueadores TNF – etanercept, adalimumab y golimumab. También se pueden recomendar para algunas personas con espondilitis anquilosante.

Si con esta condición desarrollas artritis severa de la cadera, puedes llegar a necesitar cirugía para reemplazar tu cadera. Si desarrollas una inflamación del ojo, se te darán gotas oculares con esteroides.

Cómo prevenir la espondilitis anquilosante

No se conocen maneras para prevenir la espondilitis anquilosante. La condición se debe en parte a la genética, aunque puede que no seas consciente de alguien en tu familia tiene problemas similares.