Qué es la artritis reumatoide

Es siempre importante tener en cuenta las diferentes enfermedades y problemas que podemos sufrir en diferentes partes de nuestro cuerpo, ya que de esta manera se sabe cuando habrá que buscar la ayuda profesional para solucionar este tipo de problemas. En este caso nos vamos a centrar en hablarte de la artritis reumatoide. A lo largo de las siguientes líneas te vamos a explicar todo lo que debes conocer al respecto de esta enfermedad que afecta a un gran número de personas.

Índice

¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es una enfermedad que se considera que es una de las Enfermedades Reumáticas Autoinmunes Sistémicas, también conocidas por sus siglas, ERAS. En la antigüedad, la artritis se consideraba que era una única enfermedad frente a la cuál poco se podía hacer, lo que hacía que quienes la padecían no tenían otra alternativa que recurrir a diferentes remedios caseros que les ayudarán a hacerles frente y minimizar las dolencias y síntomas, y esperar.

A pesar de tratarse de una enfermedad considerada grave, en la actualidad aún continúa siendo una patología desconocida para la población en general, y es habitual que se cometa el error de confundirla con otras enfermedades reumáticas.

Cuando hablamos del término «artritis» hacemos referencia a la inflamación de las articulaciones, y es necesario que no existe confusión con el dolor en las articulaciones por motivos ajenos a la inflamación, como es lo que sucede cuando una persona sufre de artrosis.

Prevalencia

Una vez conocido qué es la artritis reumatoidees importante saber que en nuestro país la sufren más de 300.000 personas, y cada año se diagnostican en torno a 20.000 casos nuevos, un dato muy relevante teniendo en cuenta que la artritis reumatoide es la enfermedad reumática más incapacitante, con lo que ello supone para todas aquellas personas que la sufren.

Síntomas de la artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad reumática crónica cuya principal característica es que se afecta a las articulaciones periféricas, es decir, a los pies, las manos, los hombros, las muñecas, las caderas, los rodillos y los codos. En ellas se produce dolor, hinchazón secundaria a la inflamación de la membrana sinovial, y rigidez, principalmente tras largos periodos de reposo o por la mañana.

Esta enfermedad provoca daños en las articulaciones y tejidos circundantes, tales como tendones y músculos, lo que hace que puedan llegar a ocasionar una reducción de la movilidad y de la función articular. Por si esto fuera poco, la inflamación que ocasiona puede llegar a afectar a otros órganos como el pulmón, el corazón o el riñón.

Por ello se considera que estamos ante una enfermedad sistémica o generalizada. Asimismo, si se trata de una inflamación elevada y mantenida, puede provocar cansancio, astenia, fiebre, pérdida de apetito e incluso pérdida de apetito.

Por este motivo, aquellas personas que sufran alguno de estos síntomas deberían acudir a un profesional, que se encargará de estudiar su caso para poder determinar si padece artritis reumatoide o no, y en caso afirmativo proceder a llevar a cabo el tratamiento más adecuado para cada caso en particular.

Diagnóstico de la artritis reumatoide

Una vez conocidos los síntomas de la artritis reumatoide, es el momento de conocer la forma en la que el profesional puede diagnosticar si una persona sufre este tipo de problema en forma de enfermedad, para lo cual puede recurrir a diferentes técnicas y observaciones.

Es importante tener en cuenta que se deben controlar los brotes y tratar de mantener la enfermedad en todo momento bajo control para así conseguir evitar las posibles complicaciones que la artritis reumatoide puede ocasionar en el futuro.

Afortunadamente, en la actualidad y gracias a un diagnóstico precoz, así como a la existencia de diferentes tratamientos innovadores, la gran mayoría de las personas que la sufren pueden tener la enfermedad bajo control desde las primeras etapas de la misma, lo que hace que puedan mantener su calidad de vida sin demasiados problemas, con la ventaja que ello supone.

De esta forma, el diagnóstico precoz se antoja imprescindible y fundamental para una buena evolución de la enfermedad, tal y como sucede con cualquier otro problema que se pueda sufrir en la columna vertebral o en otros puntos del cuerpo.

Tratamiento de la artritis reumatoide

Una vez conocido qué es la artritis reumatoide, así como los síntomas de la enfermedad y su diagnóstico, llega el momento de conocer las diferentes opciones a las cuáles pueden recurrir los profesionales cualificados para poder hacer que los pacientes que sufren la enfermedad puedan mejorar su calidad de vida. Para ello se puede recurrir a diferentes tipos de medicinas, que se utilizan combinadas de una manera distinta dependiendo de la gravedad de la enfermedad y las características particulares de cada paciente.

En la gran mayoría de los casos, la artritis reumatoide se trata de una manera muy eficaz, haciendo que de esta forma los pacientes puedan continuar con su vida de una forma prácticamente normal ,y aunque en determinadas situaciones y momentos puedan encontrarse con algunas dificultades, por lo general podrán mantener una buena calidad de vida, con lo que ello supone.

El tratamiento de la artritis reumatoide se basa principalmente en el uso de fármacos que tienen diferentes finalidades. De esta forma, y de una manera general, podemos hablar y diferenciar entre los tratamientos sintomáticos, que son aquellos fármacos que ayudan al control de los síntomas; y los medicamentos que tienen un efecto más profundo sobre los propios mecanismos de la enfermedad, que son los denominados fármacos modificaciones de la enfermedad o FAME.

A ellos hay que sumar los corticoides, que son otro grupo importante de medicamentos que se encuentran en un camino medio entre los dos mencionados, es decir, entre los tratamientos sintomáticos y los fármacos modificaciones de la enfermedad (FAME), ya que comparten algunas características de cada uno de ellos. En cualquiera de los casos será el propio profesional el que, teniendo en cuenta las características de cada persona y sus síntomas, adopte el tratamiento que mejor pueda encajar para la mejora de su estado de salud.