Cómo aliviar el dolor de espalda con tonificación muscular

Muchos dolores de espalda se califican por los expertos como síndromes mecánicos inespecíficos, es decir, que no existe una causa física que los pueda llegar a provocar, ya que no se encuentra ningún daño en las vértebras ni en las estructuras que rodean las mismas. En este tipo de casos, las molestias son achacadas tanto al desgasto propio de la edad, a un mal funcionamiento de ligamentos, tendones y la propia musculatura de la columna.

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Cómo aliviar molestias en la espalda

Los músculos de la espalda se caracterizan por tener un gran tamaño, siendo los encargados de dar soporte a la columna al mismo tiempo que nos posibilitan poder llevar a cabo movimientos de flexión, extensión y rotación que se necesita en el día a día.

De hecho, cada vez que nos movemos, estos grupos de músculos forman una perfecta red de soporte. Sin embargo, cuando se debilitan ese sostén no es firme, con lo que puede aparecer el dolor.

Para mantener la musculatura de la espalda tonificada es fundamenta llevar a cabo un ejercicio físico de forma habitual, además de que hay que tener presente que siempre se debe efectuar un calentamiento previo a la realización de la actividad, así como un posterior estiramiento tras concluirla. En caso contrario, el esfuerzo no conseguirá tener el resultado esperado y provocará daños en el músculo.

Fortalecer los músculos de la espalda y el abdomen

No obstante, no solo hay que cuidar los grandes músculos que se encargan de recoger la espalda de alguna manera, pero existen otros músculos, principalmente el abdomen, que también afectan a la espalda sin estar directamente relacionados con la misma.

En este sentido, hay que tener claro que la musculatura abdominal tiene mucha incidencia en los dolores de espalda, si bieen, las personas que tienen un abdomen prominente se quejan de tener una mayor cantidad de molestias de este tipo.

Los músculos de la tripa, en concreto los que se encuentran a ambos lados del ombligo, actuando a modo de «faja » para contribuir a conseguir mantener una postura correcta.  Cuando la grasa se acumula en el abdomen, por otro lado, hay que tener en cuenta que la columna vertebral tiende a modificar su postura normal, con la finalidad de equilibrar el exceso de peso, y para ello tiende a inclinarse hacia delante o hacia atrás, dando origen así a una curvatura no natural que hace que las diferentes estructuras de la espalda se vean afectadas y provoquen dolor.

Asimismo, hay que tener en cuenta que la musculatura abdominal no acostumbra a mantenerse activa con las actividades de la vida diaria, por lo que es necesario llevar a cabo ejercicios específicos para su fortalecimiento.

De esta forma, unos abdominales débiles repercuten en los músculos de la cadera, haciendo que estos se contraigan en exceso y dando lugar a que se produzca una curvatura anormal de la zona lumbar (lordosis), que puede provocar la aparición de dolor.

El ejercicio como tratamiento

Ser una persona activa tiene una gran cantidad de beneficios para el organismo, ayudando a mejorar el estado muscular, la salud de los huesos, al mismo tiempo que contribuye a mantener el equilibrio y controlar el peso. Todos estos factores son fundamentales para evitar el dolor de espalda.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es aconsejable realizar, de forma regular, un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio de intensidad moderada, como montar en bicicleta o caminar, o al menos 75 minutos de actividad física intensa para poder obtener unos beneficios más saludables.

Caminar durante media hora al día contribuye a la movilización de la espalda, además de fortalecer los huesos y alejar contracturas. Para reforzar la musculatura de la columna y del abdomen, debiendo hacer al menos tres sesiones de ejercicio de fuerza (usando pesas) a la semana.

Cómo afecta el peso a tu columna

El sobrepeso y la obesidad aumentan la incidencia del dolor de espalda, ya sea de forma esporádica o crónica. La consecuencia más habitual es la aparición de dolor en la parte baja de la espalda o zona lumbar, siendo debido a varias razones, como son las siguientes:

  • Aumenta la presión que absorbe la columna. Tanto los discos como las articulaciones sufren por tener que soportar más carga de la que deberían, a lo que se suma el riesgo de que uno de los discos intervertebrales se puedan llegar a desplazar o romper.
  • Favorece la aparición de cambios degenerativos precoces, derivado de una carga excesiva que deben soportar los huesos de la espalda por el exceso de peso, lo que puede provocar que lleguen a deformarse los discos intervertebrales u otras estructuras.

De esta manera, teniendo en cuenta todo lo anterior nos encontramos con que es fundamental para cualquier persona llevar a cabo ejercicios físicos y mantenerse activos para poder así conseguir una espalda más saludable, así como para poder reducir los dolores y las molestias propias de esta zona del cuerpo.

Muchos de estos dolores de espalda llegan a hacer que sea realmente molesto en el día a día o a la hora de hacer determinadas actividades, por lo que la mejor manera de poder hacerles frente es apostar por una adecuada prevención, y esta consiste en gran parte en llevar a cabo ejercicios que ayuden a su bienestar.

El ejercicio físico regular ofrece numerosas ventajas para la salud de la espalda. Primero, fortalece los músculos que rodean la columna vertebral, proporcionando un mejor soporte y estabilidad. Esto ayuda a reducir la carga en los discos intervertebrales, disminuyendo el riesgo de hernias y otros problemas. Además, el ejercicio promueve una mayor flexibilidad y movilidad, lo que ayuda a prevenir rigidez y aliviar tensiones musculares.

El ejercicio aeróbico, como caminar o nadar, mejora la circulación sanguínea, suministrando nutrientes y oxígeno a la espalda, lo que favorece la regeneración celular y la curación de lesiones leves. La actividad física también ayuda a mantener un peso corporal adecuado, reduciendo la carga sobre la columna.

Además, el ejercicio libera endorfinas, reduciendo la percepción del dolor y mejorando el estado de ánimo. Al practicar actividades de bajo impacto, como el yoga o el pilates, se fomenta una postura más erguida y una alineación adecuada de la columna, previniendo problemas posturales.