Claves para identificar una hernia discal

Existen diferentes casos en los que se puede llegar a pensar que se sufre una simple contractura o una sobrecarga muscular, y en realidad se puede tratar de una hernia discal. Por este motivo, conviene conocer las claves para identificar una hernia discal. Para que puedas saberlo conviene que conozcas algunos aspectos básicos, así como una serie de consejos que te ayudarán a poder hacer un primer diagnóstico de si la sufres, si bien será necesario que acudas a un profesional para que sea quién determine el problema y decida la forma en la que se puede tratar el problema.

Índice

Principales causas de la hernia discal

La hernia discal es una afección en la columna vertebral que ocurre cuando el material gelatinoso del disco intervertebral se desplaza o se sale y presiona los nervios. Para poder identificar una hernia discal puedes recurrir a una serie de síntomas y complicaciones que te pueden invitar a pensar que la sufres, si bien, como ya hemos mencionado, es imprescindible la visita a un especialista para poder diagnosticar posibles daños y así poder encontrar la mejor solución.

Entre las principales causas de la hernia discal, nos encontramos con las siguientes:

  • Degeneración discal. A medida que se cumplen años, los discos intervertebrales pueden llegar a perder resistencia y elasticidad, haciendo que de esta manera sean más propensos a que se sufra de una hernia discal.
  • Debilidad muscular y malas posturas. Mantener una postura que no es adecuada durante largos periodos de tiempo, sobre todo al levantar objetos o al sentarse en una postura inapropiada, puede llegar a favorecer el desarrollo de una hernia discal. Además, la debilidad de los músculos de la espalda y el abdomen pueden llegar a incrementar el estrés en los discos.
  • Factores genéticos. Algunas personas pueden llegar a tener una predisposición por factores genéticos para poder desarrollar problemas en los discos invertebrales, y esto puede llegar a ocasionar el riesgo de hernia discal.
  • Lesiones y traumatismos. Cuando se produce algún tipo de evento traumático, como cuando se tiene una caída o un accidente de tráfico, así como una lesión deportiva, se puede  llegar a originar una hernia discal como consecuencia de la presión que se ejerce sobre los discos intervertebrales.
  • Movimientos repetitivos y sobreesfuerzo. Levantar objetos pesados de una manera inadecuada o realizar movimientos repetitivos que implican una flexión o torsión excesiva de la columna vertebral, puede ayudar a incrementar el riesgo de hernia discal.
  • Estilo de vida sedentario. Por último, pero no por ello menos importante, en ocasiones la hernia discal viene provocada por mantener un estilo de vida sedentario. La falta de actividad física regular y el debilitamiento de los músculos de la espalda pueden incrementar la probabilidad de sufrir este problema en la columna vertebral.

Por otro lado, conviene destacar que la hernia discal puede llegar a suceder en cualquier parte de la columna vertebral, pero es más común en la espalda baja, es decir, en la región lumbar, y también en el cuello, en la región cervical. Las causas mencionadas se pueden dar de forma individual o en combinación de varios de ellos.

Claves para identificar una hernia discal

Si quieres saber las claves para identificar una hernia discal, debes saber que la hernia discal es una condición en la cual el núcleo pulposo de un disco intervertebral, que se desplaza o se hernia a través de una grieta o debilidad en el anillo fibroso que lo rodea. Esto puede llegar a provocar que se ejerza presión sobre los nervios espinales cercanos y causar una serie de síntomas.

Entre los síntomas y complicaciones más comunes que te pueden llevar a identificar que sufres una hernia discal. Aunque estos pueden variar de una persona a otra, dependiendo de la ubicación y el grado de compresión nerviosa.

Algunos de los síntomas y complicaciones que te pueden llevar a pensar que la sufres son los siguientes:

  • Dolor. El síntoma más habitual cuando se sufre una hernia discal es sentir dolor en la zona afectada. El dolor puede ser punzante, agudo o sordo, y por lo general se localiza en la espalda baja, que supone que se sufre una hernia discal lumbar, o en el cuello, que en ese caso se sufre una hernia discal cervical. El dolor puede irradiarse hacia las extremidades inferiores o superiores, pudiendo seguir así el trayecto de los nervios comprimidos.
  • Hormigueo y entumecimiento. La hernia discal puede provocar sensaciones anormales, como entumecimiento, hormigueo o debilidad en las áreas del cuerpo afectadas por los nervios que se encuentran comprimidos. Una hernia discal en la zona baja, puede provocar entumecimiento en las piernas o los pies, mientras que una hernia discal en la región cervical podría llegar a tener unos efectos similares en manos o brazos.
  • Debilidad muscular. La compresión de los nervios pueden llegar a afectar la función de los músculos en las áreas en las que afecte, provocando debilidad muscular en las extremidades que se encuentren afectadas. La debilidad muscular puede llegar a ocasionar dificultades a la hora de levantar objetos, agarrar, caminar o realizar algún tipo de movimiento con las manos.
  • Problemas de equilibrio y coordinación. En los casos más severos, una hernia discal puede llegar a interferir en el equilibrio y la coordinación motora, lo que puede llevar a que una persona tenga dificultades para caminar, así como a tener la estabilidad necesaria o hacer movimientos precisos.

De igual modo, hay diferentes complicaciones que pueden llegar a darse en las hernias discales graves, pudiendo llegar a ocasionar grandes problemas de salud. Entre ellos podemos encontrarnos con compresiones nerviosas graves, que pueden llevar a pérdida de control de la vejiga o los intestinos, debilidad muscular grave o parálisis; síndrome de cauda equina, que puede ocasionar síntomas como dolor intenso en la espalda baja, debilidad en las piernas, pérdida de control en los intestinos o la vejiga, disminución de la sensibilidad en la zona de la silla de montar; y complicaciones postquirúrgicas, que se dan en algunos casos en los que es necesaria una cirugía para tratar la hernia discal.