¿Qué es una infección vertebral?

La infección vertebral de la columna vertebral viene producida por la invasión de un microorganismo, una patología que puede denominarse de diferentes maneras en función de la zona exacta a la que afecte. De esta manera, ante el padecimiento de este problema de salud es necesario actuar para tratar de evitar que el problema pueda ir a más y acabe teniendo consecuencias más negativas y perjudiciales para nuestro organismo.

Índice

Tipos de infección vertebral

Existen diferentes variedades de infección vertebral que se pueden utilizar para la definición de esta patología de espalda, pudiendo distinguir entre las siguientes:

  • Discitis infecciosa: Consiste en la inflamación del disco intervertebral que viene provocada por parte de la bacteria E.Coli en la gran mayoría de los casos.
  • Espondilodiscitis: Se trata de una infección vertebral que afecta al disco intervertebral y a la vértebra.
  • Meningitis: La infección alcanza las membranas que son parte del sistema nervioso, pudiendo llegar a provocar una acumulación de pus y gérmenes que provoca hinchazón, lo que se conoce como un absceso epidural, provocando la compresión de la médula espinal. Es una patología que si se expande hasta la médula espinal puede llegar a incapacitar e incluso a ser mortal en lo casos más severos.
  • Espondilitis anquilosante (osteomielitis vertebral): Es un tipo de artritis que tiene su origen en los huesos y articulaciones de la columna vertebral, que provoca el incremento del volumen de las mismas, así como de las vértebras y la pelvis.

Anatomía de la infección vertebral

Las personas adultas no tienen un disco intervertebral vascularizado, es decir, que cuente con vasos sanguíneos, lo que hace que sea menos frecuente que  se produzca la llegada de gérmenes que puedan provocar una infección a través de la sangre.

No obstante, la infección en las vértebras de los niños se produce de manera más habitual puesto que sí cuentan con  canales vasculares que llegan a su final cerca del disco intervertebral, lo que hace que se provoque que sea más sencilla la implementación de gérmenes en el mismo. El origen puede ser otras partes del cuerpo que ya se encuentren infectadas o por la propia contaminación que se produce por agentes externos.

Causas de la infección vertebral

Para poder entender en mayor medida qué es una infección vertebral, es necesario tener en cuenta las diferentes causas que pueden llegar a provocar su aparición en nuestro organismo. Conocer las causas nos podrá ayudar a la hora de tratar de prevenir su aparición.

Los microorganismos que afectan a la columna acostumbran a ser bacterias (estafilococos) y, algunas veces, hongos. Por lo general, existen antecedentes de infección en otras partes del cuerpo y, a través de la propia sangre, llega a implementarse en la vértebra o el disco intervertebral.

Una de las razones más habituales por las cuales se produce una infección vertebral o en el disco intervertebral tiene que ver con las postcirugías, tras llevar a cabo una cirugía abierta en la columna vertebral. En este caso, la lesión es más probable por pacientes inmunodeprimidos, es decir, personas cuyo sistema inmunológico funciona por debajo del índice de normalidad, pero también por diabéticos, pacientes de obesidad, patologías crónicas, anémicos o malnutridos, y cuando se realizan cirugías de larga duración.

Puede tratarse de una infección vertebral en planos superficiales que provoque una apertura de la herida quirúrgica o bien puede llegar a infectar planos profundos con la afectación de músculos, vértebras, ligamentos, fascias y el disco intervertebral.

Otras causas de la infección vertebral pueden ser heridas cercanas a la columna vertebral o la penetración de cuerpos extraños contaminados que lleguen hasta estas estructuras.

Síntomas de la infección vertebral

Además de conocer las causas, conviene saber los síntomas de la infección vertebral. En este tipo de casos, el paciente sufre dolor en alguna zona de la espalda o región de la columna vertebral afectada y fiebre si nos encontramos en procesos agudos.

Si los gérmenes han llegado a través de otro órgano que se encuentra infectado, como el aparato genitouniario, la piel o las vías respiratorias, se agrega a la afectación de estos, los síntomas de afección en las vértebras.

Cualquiera de los cuadros infecciosos conllevan apatía y malestar general, además de fiebre. No obstante, el sistema fundamental de la afectación de las vértebras por infección de un germen es el dolor focalizado en la parte de la espalda afectada.

Si la infección aumenta en el cuerpo vertebral o en el disco intervertebral se puede producir un debilitamiento mayor de éstos llegando a la necrosis y aplastamientos vertebrales. La progresión de la patología a las capas que recubren la médula espinal o los nervios periféricos pueden provocar alteraciones neurológicas.

Cuando hay una herida quirúrgica infectada es frecuente que sus bordes se abran y se pueda llegar a provocar un manchado seroso y purulento a través de la herida, con suero y pus. Esta infección puede ir penetrando en planos profundos y cada vez afectan a más estructuras perivertebrales con un aumento del dolor.

Diagnóstico y tratamiento de la infección vertebral

El diagnóstico de estas patologías es difícil en el caso de infección a través de la sangre, ya que se suele retrasar e implica el análisis diferencial con enfermedades degenerativas, inflamatorias o tumorales. Para realizar el diagnóstico se suelen requerir análisis de sangre, estudios con radiografías, TAC y RM, gammagrafía ósea y toma de muestra para cultivo mediante punción.

El tratamiento de la infección vertebral depende de la afectación y extensión de la infección, así como del tipo de germen causante, siendo necesarios antibióticos intravenosos específicos. Si se realizan tomas de muestra de la zona infectada es posible analizarlas y cultivarlas en el laboratorio para poder obtener el germen que causa la infección y así tomar el antibiótico más eficaz para su tratamiento, gracias al antibiograma.

En ocasiones es necesario realizar una cirugía de columna vertebral para limpiar y desbridar (eliminar el tejido muerto, infectado o dañado para mejorar la salubridad del tejido restante) de todas las estructuras infectadas. Si la infección progresa y tienen lugar hundimientos y fracturas vertebrales, puede que sea necesario una extirpación ampliada de la zona infectada y fijación estructural para evitar la compresión de las vértebras, de la médula espinal o las raíces nerviosas.