Qué es la fibromialgia

La fibromialgia es una palabra que se utiliza para referirse al dolor en los músculos y el tejido fibroso (ligamentos y tendones), el cual se caracteriza por un dolor musculoesquelético generalizado y una sensación dolorosa a la presión en unos puntos determinados. Este dolor es parecido al se origina en las articulaciones, pero no hay que confundirlo con una enfermedad articular.

La fibromialgia es reconocida como un síndrome, por lo que el reumatólogo lo encontrará en una persona cuando esta presenta unas alteraciones que son acordes con las que previamente han sido indicadas por los expertos para su correspondientes diagnóstico.

Este es un síndrome que es más frecuente de lo que se pueda pensar, y afecta a entre un 2% y un 6% de la población, principalmente en mujeres. Se puede presentar como una única alteración o bien asociada a otras enfermedades.

Índice

Causas de la fibromialgia

La fibromialgia es una anomalía en la manera de percibir el dolor, de forma que se percibe como dolorosos algunos estímulos que realmente no lo son. No se conoce la causa de esta alteración, pero sí que se conoce que hay muchos factores implicados. Sin embargo, se considera que cualquier situación de estrés agudo o crónico, emocional o físico, se puede considerar un desencadenante.

Los diferentes estudios en la fibromialgia han estado enfocados a analizar si hay alteraciones en los músculos o el sistema inmunológico, anomalías psicológicas, problemas hormonales o alteraciones en los mecanismos que perciben el dolor.

Síntomas de la fibromialgia

Cuando hablamos de fibromialgia, hay que tener en cuenta que el dolor es uno de los síntomas más molestos de este padecimiento. Este dolor es difuso y afecta a una gran parte del cuerpo. En algunas ocasiones el dolor se da de manera generalizada, mientras que en otras ocasiones comienza por algunas áreas determinadas como la columna lumbar, el cuello, el hombro… y a partir de ahí se va extendiendo.

Con frecuencia el dolor varía en función de la hora del día, los cambios en el clima, el nivel de actividad, el estrés o la falta de sueño. Asimismo, hay que recalcar que además del dolor, la fibromialgia presenta otros síntomas, como son el cansancio, la ansiedad o depresión, o trastornos del sueño.

También son frecuentes síntomas como una mala tolerancia al esfuerzo, sensación de inflamación en pies y manos, sensación de rigidez generalizada, hormigueos difusos que afectan a las manos, dolores en la menstruación, colon irritable, sequedad en la boca y ojos, jaquecas…

Diagnóstico de la fibromialgia

El diagnóstico de la fibromialgia trató de realizarse a finales del siglo pasado, teniendo para ello en cuenta los síntomas explicados por el propio paciente que lo sufre y los hallazgos que encuentra el propio médico al realizar su exploración. De esta forma, cuando se encuentran más de 11 puntos dolosos en una persona se considera que existe un dolor generalizado, y por lo tanto se entiende que padece de fibromialgia.

Sin embargo, con el paso de los años se han impuesto nuevos criterios diagnósticos que se basan de forma exclusiva en el uso de la información que aporta el paciente mediante la realización de dos cuestiones: el índice de dolor generalizado y la Escala de gravedad de síntomas.

Otra alteración que se encuentra en la exploración de una persona con fibromialgia es su mayor facilidad para el enrojecimiento de la piel a la hora de presionar con la mano en cualquiera de las partes del cuerpo. Esta es la consecuencia de pequeñas alteraciones en la regulación de los sistemas de riego de la sangre en la piel.

Sin embargo, en la actualidad no existen pruebas objetivas que contribuyan a conocer el diagnóstico. Los análisis y las radiografías sirven para descartar otras enfermedades que se puedan encontrar asociadas a la fibromialgia. No se necesitan de pruebas de imagen como TC o resonancia magnética para determinar que un paciente sufre de fibromialgia.

Es muy importante establecer un diagnóstico firme porque se consigue ahorrar al paciente que busque diagnósticos o tratamientos, lo que mejora la ansiedad que supone el hecho de encontrarse mal sin saber realmente las razones de ello.

Tratamiento de la fibromialgia

Una vez conocidas tanto sus causas como el diagnóstico de la fibromialgia, es importante conocer todo lo relacionado con su tratamiento. En este sentido conviene decir que la fibromialgia no tiene cura, por lo que el objetivo del tratamiento es disminuir el dolor y tratar los síntomas que le acompañan, buscando en todo caso mejorar la calidad de vida en los pacientes.

Es importante conocer la naturaleza de la enfermedad así como los factores que desencadenan los brotes, realizando el tratamiento de alteraciones psicológicas asociadas en el caso de que las haya (depresión y ansiedad), así como el ejercicio físico suave a diario.

En cualquier caso es importante establecer las mejores condiciones para un sueño reparador. Es aconsejable que se tenga una cama no excesivamente blanda ni excesivamente dura y una almohada baja. Evita la ingesta de sustancias y bebidas estimulantes, así como los ruidos, las luces y las temperaturas extremas.

Por su parte, hay que recalcar que los analgésicos contribuyen a disminuir de manera parcial el dolor, pero solo se deben tomar en el caso de que así lo indique el médico. Además, también pueden utilizarse relajantes musculares, que en determinados casos se deben tomar en tandas cortas y algunos fármacos antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina y mejoran así los síntomas de la fibromialgia.

En todo caso, hay que que tener en cuenta que la fibromialgia es una enfermedad crónica que cursa a brotes y que puede venir dada por culpa de cambios climáticos, sobreesfuerzos, estados de depresión o ansiedad. Aunque tiene un carácter benigno al no producir secuelas físicas ni influir en la supervivencia de quién la sufre, la realidad es que tienen un notable impacto en la calidad de vida de aquellas personas que la padecen y además hay que recalcar que se trata de un problema que es muy variable en función de la persona que la sufre. De hecho, para algunas puede ser limitante.