La artrosis, a la que también conocemos como osteoartritis, es una enfermedad que afecta de manera directa a las articulaciones, y que concretamente supone un deterioro del cartílago articular.
Es la forma más común de artritis y se produce cuando el cartílago que recubre los extremos de los huesos se desgasta con el tiempo. La función principal del cartílago es actuar como un amortiguador y proporcionar una superficie suave para que los huesos se deslicen sin fricción durante el movimiento.
Cuando el cartílago se desgasta, los huesos pueden rozar directamente entre sí, lo que provoca dolor, hinchazón y pérdida de movimiento en la articulación afectada. Con el tiempo, este proceso puede causar cambios en la forma y el tamaño de los huesos, formación de espolones óseos y deformidades en las articulaciones.
La artrosis puede afectar cualquier articulación del cuerpo, pero es más común en las articulaciones de carga, como las rodillas, las caderas, las manos y la columna vertebral. Las causas exactas de la artrosis no se comprenden completamente, pero varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad, incluyendo:
- Envejecimiento: La artrosis es más común en personas mayores, ya que el desgaste del cartílago se acumula con el tiempo.
- Obesidad: El exceso de peso ejerce presión adicional sobre las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de desarrollar artrosis, especialmente en las rodillas y las caderas.
- Lesiones articulares: Lesiones previas en las articulaciones, como esguinces, fracturas o dislocaciones, pueden aumentar el riesgo de artrosis en esa articulación específica.
- Factores genéticos: La predisposición genética puede aumentar la probabilidad de desarrollar artrosis.
- Actividad física repetitiva: Algunas ocupaciones o actividades deportivas que implican movimientos repetitivos o sobrecarga de ciertas articulaciones pueden aumentar el riesgo de artrosis.
Los síntomas comunes de la artrosis incluyen dolor en las articulaciones, rigidez, hinchazón y disminución de la movilidad. Estos síntomas suelen empeorar con el tiempo y pueden interferir significativamente con la calidad de vida de una persona.
Aunque no hay cura para la artrosis, existen tratamientos para aliviar el dolor y mejorar la función articular. Estos pueden incluir cambios en el estilo de vida (como perder peso y hacer ejercicio de bajo impacto), fisioterapia, medicamentos para el dolor y la inflamación, dispositivos de soporte articular, y en casos más graves, cirugía para reparar o reemplazar la articulación afectada.
Es importante que las personas que experimentan síntomas de artrosis consulten a un médico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado para gestionar la condición de manera efectiva.
Índice
Tipos de artrosis
Existen muchos tipos diferentes de artritis, cada uno con sus propias características y causas específicas. A continuación, se describen algunos de los tipos más comunes de artritis, junto con información detallada sobre cada uno:
Artritis Reumatoide (AR)
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que afecta las articulaciones y, en algunos casos, otros órganos del cuerpo. En la AR, el sistema inmunológico ataca por error las articulaciones, causando inflamación crónica. Esto puede llevar a la erosión del cartílago y al daño articular. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón, rigidez y pérdida de la función articular. La AR puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, y su causa exacta aún no se comprende completamente. El tratamiento temprano con medicamentos modificadores de la enfermedad (Disease-Modifying Antirheumatic Drugs, DMARDs) y terapia física puede ayudar a controlar los síntomas y prevenir el daño articular.
Osteoartritis (OA)
La osteoartritis es la forma más común de artritis y se produce debido al desgaste del cartílago que recubre las articulaciones. A medida que el cartílago se desgasta, los huesos pueden rozar entre sí, causando dolor, hinchazón y pérdida de movimiento. La OA se desarrolla con el tiempo y es más común en personas mayores, aunque también puede ocurrir debido a lesiones articulares, sobrepeso o factores genéticos. No existe una cura para la OA, pero los tratamientos pueden incluir medicamentos para el dolor, terapia física, pérdida de peso y, en algunos casos, cirugía para reparar o reemplazar la articulación afectada.
Artritis Psoriásica
La artritis psoriásica es una forma de artritis que afecta a algunas personas con psoriasis, una enfermedad de la piel que causa parches rojos y escamosos. La artritis psoriásica puede causar inflamación en las articulaciones, así como en los tendones y los lugares donde los tendones se conectan al hueso. Los síntomas pueden variar desde leves hasta severos y pueden incluir dolor, hinchazón, fatiga y rigidez matutina. El tratamiento puede incluir medicamentos para reducir la inflamación y aliviar el dolor, terapia física y cambios en el estilo de vida.
Espondilitis Anquilosante
La espondilitis anquilosante es una forma de artritis inflamatoria que afecta principalmente a la columna vertebral. Esta enfermedad puede causar dolor y rigidez en la espalda baja y puede llevar a la fusión de las vértebras, lo que limita la movilidad. La espondilitis anquilosante también puede afectar otras articulaciones y órganos. Aunque la causa exacta se desconoce, existe una predisposición genética a desarrollar esta enfermedad. El tratamiento puede incluir medicamentos antiinflamatorios, terapia física y ejercicio para mantener la flexibilidad de la columna vertebral.
Artritis Gotosa (Gota)
La gota es un tipo de artritis que se desarrolla debido al exceso de ácido úrico en el cuerpo. El ácido úrico forma cristales en las articulaciones, lo que causa episodios de dolor intenso, hinchazón y enrojecimiento. La gota a menudo afecta el dedo gordo del pie, pero también puede afectar otras articulaciones. Los factores de riesgo incluyen una dieta rica en purinas (sustancias que se encuentran en ciertos alimentos), consumo excesivo de alcohol y predisposición genética. El tratamiento incluye cambios en la dieta, medicamentos para reducir el ácido úrico y aliviar el dolor, así como medidas para reducir los factores de riesgo.
Artritis Idiopática Juvenil (AIJ)
La artritis idiopática juvenil es el término utilizado para describir varios tipos de artritis que afectan a niños menores de 16 años. La causa exacta se desconoce, pero se cree que involucra factores genéticos y ambientales. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón y rigidez en las articulaciones. La AIJ puede afectar una o varias articulaciones y puede causar problemas a largo plazo, como deformidades articulares. El tratamiento puede incluir medicamentos para reducir la inflamación, terapia física y ocupacional, y en algunos casos, cirugía para corregir deformidades.
Artritis Reumatoide Juvenil (ARJ)
La artritis reumatoide juvenil es una forma específica de artritis que afecta a niños y adolescentes menores de 16 años. Al igual que la artritis reumatoide en adultos, la ARJ es una enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones. Los síntomas incluyen dolor, hinchazón, rigidez y fatiga. La ARJ puede afectar el crecimiento y el desarrollo en los niños, por lo que un tratamiento temprano y adecuado es crucial para prevenir complicaciones a largo plazo. El tratamiento puede incluir medicamentos para reducir la inflamación y modificar la enfermedad, terapia física y ocupacional, y en algunos casos, cirugía para corregir deformidades.